El director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), Eduardo Fernández, y el director ejecutivo de la empresa Bidons Egara, Joaquín López, presentaron hace unos días en el edificio Vinalopó del campus de Elche el proyecto Street Lab. Este proyecto, único en su tipo, consiste en una plataforma de más 200 m2 que incluye un conjunto de instalaciones, servicios y medios técnicos para la realización de estudios avanzados de movilidad, orientación y actividades de la vida diaria en personas ciegas y/o con baja visión.
Las instalaciones y equipos se han financiado con fondos FEDER europeos, a través de la Conselleria de Innovación de la Generalitat Valenciana, por el Centro Internacional para la Investigación del Envejecimiento, la Fundación de la Comunitat Valenciana (ICAR) y por la Cátedra Bidons Egara de la UMH.
Las nuevas instalaciones permiten realizar diferentes tipos de estudios en calles, espacios abiertos y en diferentes estancias del hogar. La plataforma incluye un entorno urbano completamente reconfigurable, donde se puede modificar la distribución de las calles y casas, así como las condiciones de iluminación y simular de manera muy realista diferentes sonidos y condiciones de exterior. Además, cuenta con diferentes tipos de obstáculos movibles de varias alturas (por ejemplo, macetas, bordillos, sillas, mesas, farolas, una parada del bus, un cajero, etc.), que pueden colocarse a demanda de los investigadores con la finalidad de que pueda ser un entorno seguro, pero lo más real posible.
El equipamiento, también, incluye sistemas de monitorización avanzada de los usuarios que permiten cuantificar numerosos parámetros como la precisión de la navegación, tiempo de los recorridos, velocidad de los sujetos, trayectorias realizadas, detección de obstáculos, número de colisiones, etc. Gracias a todo ello se puede cuantificar la funcionalidad de distintos tipos de ayuda y realizar proyectos de investigación fundamental y aplicada. La nueva plataforma también recrea entornos domésticos y cuenta con un apartamento totalmente amueblado, con dispositivos domóticos integrados que permiten simular actividades de la vida diaria y realizar estudios controlados en entornos físicos habituales y conocidos. Además, hay un entorno de realidad virtual con diferentes niveles de inmersión que incorpora una cinta deslizante de grandes dimensiones (2 metros de ancho por 3 metros de largo) que permite el desplazamiento real dentro de los entornos virtuales. Este equipamiento se controla por un sistema inteligente que detecta a las personas y hace que el movimiento de la cinta se adapte a los movimientos y desplazamientos de los usuarios. El sistema, también, incorpora una cámara térmica que permite realizar estudios fisiológicos y biomecánicos muy precisos, así como simular diferentes patologías visuales como la visión de una persona con cataratas, glaucoma, retinosis pigmentaria o degeneración macular asociada a la edad. Además, incorpora importantes medidas de seguridad, como por ejemplo barras de sujeción laterales o un arnés de sujeción para evitar caídas.